viernes, 31 de mayo de 2013

Convivir con dos TDAH






Siempre que vemos a alguien con alguna discapacidad nos embarga un sentimiento de tristeza, que al poco se transforma en admiración ante como este tipo de personas superan sus limitaciones para conseguir introducirse en la sociedad de manera normal.
¿Pero que ocurre con esas otras personas que no tienen esas discapacidades o enfermedades de manera visible? Es más ¿Que ocurre cuando esas limitaciones se encuentran en el cerebro de esa personas y les afectan en su relación con los demás? Generan rechazo.

Con los niños que padecen el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad o TDAH ocurre esto. Son niños en apariencia totalmente sanos, corren, saltan y trotan como potros en una pradera, pero que después generan rechazo. En apariencia no hay nada que los diferencie de los demás niños del parque o del colegio. ¿No? … en apariencia no, pero cuando empezamos a hablar con ellos y estar con ellos nos damos cuenta de que algo es distinto. Son más inquietos que los demás, interrumpen constantemente las conversaciones, son incapaces de atender a algo o de hacer algo continuo y cambian cada dos por tres haciendo prácticamente imposible mantener su atención más de diez minutos. Esto que pudiera parecer un pequeño problema, encierra muchas frustraciones para ellos.
Son incapaces de mantener la atención a algo que no les resulte importante o estimulante... Si claro, eso es común a todos los niños, pero en estos niños es mucho mayor.

Imagina un aula en la que un profesor imparte una clase de naturales, ese niño con TDAH de la clase que empezó hace media hora, ya lleva 15 minutos si prestar atención a lo que dice su profesor y encima como no puede estar quieto anda intranquilo haciendo pequeños ruidos, o movimientos que distraen a los demás. Ese niño acabara en la mayoría de los casos recluido en el final de la clase para así no molestar a los demás y por consiguiente sacando malas notas que mermaran más aún su poca autoestima. Pero ¿esto podría evitarse? Si. Una correcta comunicación entre los padres y el profesorado es imprescindible, pequeños trucos como ponerle delante o lo más cerca del profesor, no dejar que se despiste, hacerle responsable de algo en clase para mantener ocupado, son solo unos pocos ejemplos.

Pero ¿que pasa fuera del colegio?. La vida de un niño de estas características a nivel social, es muy dura y dolorosa. Los niños ya de por si, tienden a ser crueles y a cebarse con aquel al que marginan . Un niño con TDAH tendrá muchos problemas para relacionarse, no podrá mantener la atención en los juegos de larga duración y se cansara de seguir las normas previstas interrumpiendo a los demás, romperá las conversaciones entre los amigos continuamente, sera mucho más impulsivo a nivel emocional lo que le provocara enfados que generalmente se salen de tono etc. Esto generara que poco a poco el resto de los niños les den de lado y lo vayan dejando solo. Lo que hará que pierdan la posibilidad de relacionarse con otros niños. ¿Y esto puede tener solución? Si, manteniendo una comunicación con otros padres de sus amigos, hablando con los niños para hacerles comprender como relacionarse con los demás, buscando espacios abiertos en los que puedan dar rienda suelta a toda esa energía que acumulan... y que es mucha.

¿Y la familia? La familia tiene que estar apoyada en todo momento para tratar a estos niños de igual manera que a los demás, pero también sirviendo de ancla a la que agarrarse en los momentos de desaliento, siendo un refugio para ellos donde recibir ese cariño o esas sonrisas que no les da el resto de la sociedad.
Con la ayuda de la familia, los amigos y los equipos de profesionales de psicólogos, psiquiatras, asociaciones, etc. Se puede conseguir que estos chicos, que en la mayoría de los casos son chicos estupendos y con un gran corazón, tengan una infancia y adolescencia lo más plena y feliz posible, para que el día de mañana se conviertan en adultos con todas las mismas posibilidades que cualquier otro.

Yo convivo con mis dos hijos con hiperactividad en casa y os garantizo que no es fácil, nada fácil. Pero también os digo que me siento super orgulloso de cada paso que dan hacia adelante, por muy pequeño que este sea, por que se lo difícil que es para ellos lograr sus objetivos. Este tipo de niños nunca deja de sorprenderte y con el paso de los años veo que son ellos los que me han enseñado a mí, más que yo a ellos. Puedo aseguraros que son pocos las cosas que cambiaría de cada uno de ellos.
Así que si os encontráis en la misma situación que yo, no desesperéis y seguir luchando para que vuestros hijos e hijas sean unos más como el resto.

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